A sabiendas de mí.
Falso extravío.
De frente, me doy la espalda.
Me miro los pies empapados por mis ojos
que no dejan de lloverte
a ti, ausencia nube,
me miro los ojos inflamados de ti
que no te ven,
ausencia vaho,
me escucho los silencios retumbar
por no nombrarte.
¿Puede sentirse lástima ante la pérdida,
con la que se nace?
Si no estas y yo sí.
¿Dónde entonces?
Voy a buscarte Minotauro,
a ti, que sabes la piedad
por uno mismo.
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