No hubo navajas
que rasgaran el silencio,
los balbuceos
fueron burbujas
en el vagón del metro.
¡Buuuuuuuuuuuum!
Se cierran las puertas.
Dentro del tunel negro
te vi,
mirando,
por encima de mi cabeza
mirando a un anciano,
mirando más allá de sus ojos.
Una ola de gente se aproxima
el anciano se diluye en la marea;
tu rostro, descompuesto.
Nadie lo nota
envejeciste casi un siglo,
enmudeciste por mil años,
lloraste para adentro
te desbocas,
y no te has dado cuenta.